domingo, 31 de enero de 2010

Armas Viejas y Rosas Marchitas

Para la vuelta del verano, ha sido anunciado un mega concierto de Guns 'N Roses en Chile. Como si no bastara con los dinosaurios decadentes de Metallica, ahora se nos viene uno de los peores, y quizá por lo mismo, más famosos malpartos en la historia de la música popular. Y más encima, se trata de su vigésima parte, porque los otros cuatro miembros de esta banda han emprendido caminos solistas y nada quieren saber del proyecto que a fines de los 1980 echaron a andar junto a Axl Rose, quien a título personal y con la primera y casi exclusiva motivación de hacer dinero, ha sacado las cenizas de este engendro desde el mismo infierno, generando, al menos en los oídos estéticamente mejor preparados, una repugnancia peor que la que pudiese ocasionar el mismo Luzbel.

Aunque cuando menos matiene una peculiar consecuencia. Pues, ya en sus inicios, los críticos calificaban a esta banda de "comercial", y se aunaban para declarar que su aporte en el campo de la música popular, al final sería nulo, al margen de las canciones que lograsen instalar en el top manta. El tiempo ha demostrado que sus predicciones fueron correctas. No podía ser de otra manera, empero. Porque Guns 'N Roses representaba el cenit del insípido glam metal y por lo mismo, el inicio de su declinación. En la época en que empezaban a aflorar el "grunge" y la llamada generación X, estos pandilleros de etiqueta -en el mismo sentido en que a los Quincheros se los califica como "huasos de etiqueta"-, se aprovechaban de una fórmula probada que ya comenzaba a hartar, pero que aún no tenía un representante que le diese su cierre definitivo (me niego a agregar "digno"). En conclusión, vinieron a reproducir un estilo que ya era considerado mediocre, y bien sabemos que el ya mencionado aporte, además de la novedad y originalidad, son varas elementales para medir la calidad artística. Cuyo mensaje aparentaba una incondicional rebeldía, pero que no era más que un discurso preciso y edulcorado. Adaptado a sus supuestas personalidades, pero preciso y edulcorado, al término de la jornada. Con referencias sexuales del machismo más simplista y alusiones al satanismo que antes de abrir la boca, demuestran una ignorancia supina respecto del tema, incluso en su variante en el ambiente del rock duro, donde ya se le toma en una versión ramplona y que, para quienes manejan algo de cultura general, provoca más risa y vergüenza ajena que espanto.

Tal vez por eso arraigaron en Chile: porque fueron y siempre han sido, un ejemplo cabal del "sí, pero no", actitud que abunda por estos pagos. O tal vez, porque en 1992, fecha de su primer y hasta hoy único recital concedido en estos lares, en el Estadio Nacional, había mucha gente, sobre todo jóvenes, que buscaba una válvula de escape contra una dictadura que aún no acababa del todo, y a una democracia de consensos que al final, daba a escoger entre el sendero estrecho y el camino ancho pero sembrado de brasas. Y aquí cabe citar un hecho muy puntual: ese año, pero en junio (el concierto de marras se sucedió en diciembre) estaba programada una intervención de "Iron Maiden" en la Estación Mapocho, pero que al final no se llevó a cabo, por presiones de la iglesia católica y un grupo significativo de evangélicos. Ésta sí era una banda auténticamente metalera, y su estética satanisnta, si bien era elemental ya para la subdivisión musical que tocaban, a la vez resultaba creíble. Sin embargo, su prohibición, consuetudinaria pero efectiva como todas las proscripciones que se dan aquí, canalizó buena parte de las energías, junto con la rabia adicional por la afrenta de los bienpensantes, en el mentado concierto de los Guns 'N Roses, provocando incidentes, pero lo más grave, derivando en la muerte de una adolescente, aplastada por el derrumbe de una verja, hecho ocasionado a su vez por una avalancha humana. Curiosamente, Carabineros, que siempre deja caer su excesivo y desagradable control en estos eventos, hizo poco y nada, en aquella situación, para sofocar el desbande de la turba.

Me da la impresión que la banda fue informada de este fallecimiento y en un primer momento su ufanó de él. Sus presentaciones siempre estuvieron rodeadas de desórdenes que dejaban, en ciertos casos, hasta una cincuentena de heridos. Eran parte del juego, de su apariencia de chicos malos: así lo alentaban en las letras de sus canciones, pero también en sus declaraciones, sus actitudes personales y en sus videos. Aunque el solitario Axl, ahora viejo y cansado, y supuestamente adulto, y con el peso de tener que multiplicarse por cinco, regrese pidiendo perdón por los bochornos de hace dieciocho años. De hecho, siguió un tratamiento con tintes esotéricos, para superar su adicción a las drogas, imitando a John Lennon en la década de 1970. Algo que se ha encargado en difundir en cuanta entrevista concede, tan incoherentes como las de antaño, pero hoy cubiertas por el aura del arrepentimiento. El niñato hijo de un acaudalado empresario, que tras emborracharse, agarraba el regalo de graduación y atropellaba a todo inocente que encontrara en la calle o la vereda; y que ya aburrido, lo vemos ocupando el cargo de vicepresidente o de subgerente en el negocio de su padre, que a la vez es su jefe.

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