domingo, 31 de mayo de 2015

Charlie Chanta

Cada cierto tiempo, internet nos impulsa a desviar la atención acerca de temas más relevantes, con alguna tontería de origen desconocido y ciertos elementos de originalidad. En estos últimos días, esa distracción la ha provocado el llamado "desafío Charlie Charlie", un juego con pretensiones espiritistas que algunos aseguran en realidad se trata de la promoción de una película próxima a estrenarse. El asunto consiste en dibujar un esbozo de plano cartesiano en una hoja de papel, escribir la palabra "sí" en el recuadro superior derecho y el inferior izquierdo, y el término "no" en los dos restantes, y colocar sobre todo esto, alineado con las rayas que marcan la cruz, dos lápices de igual tamaño e idéntico formato, uno encima del otro. La cuestión es que se busca invocar a un supuesto demonio, pronunciando su nombre -el mismo que tiene el divertimento- y enseguida preguntando si está aquí. Se supone que si el lápiz que se encuentra arriba se mueve en diagonal, hacia los cuadrados que contienen la respuesta afirmativa, significa que el ente diabólico de marras está junto a los convocadores. Un pasatiempo cuya simpleza y novedad lo hace atractivo, pero que en realidad es bastante insulso. Suficiente para que un puñado de adolescentes, en distintas partes del mundo, haya sufrido crisis de ansiedad que llegaron a requerir atención hospitalaria, después de ver que el palillo indicador se desviaba a la contestación positiva.

No se puede calificarlo de otra manera. Estamos siendo testigos de una nueva sarta de estupideces, de ésas que sólo en un medio como internet pueden llegar a adquirir fama mundial. El lápiz superior se mueve porque está suspendido sobre el inferior, de una forma inestable y con una base casi insignificante. Cualquier intervención externa, como una brisa, la respiración, o incluso el relieve de la mesa o la hoja, son capaces de desviar su dirección, y si uno lo coloca con cierto denuedo, lo más probable es que sea en diagonal. Es muy parecido a cuando se jugaba con esas palomas de plástico que se vendían en las ferias, cuando se colocaba el pico de dichos juguetes sobre un dedo y éste era bamboleado de tal forma que el objeto se balanceara, llegando a imitar el vuelo de un ave real. Algo que puede explicar, no ya un profesor de física, sino un docente de enseñanza elemental. De hecho se trata de un principio que se imparte en los primeros cursos de la escuela. Sin embargo, al parecer los medios de comunicación se han decantado por la prensa amarilla, quizá como estrategia económica. Incluso muchos han optado por prevenir a los padres ante la ocurrencia de los ataques de pánico mencionados en el párrafo anterior, recurriendo a parapsicólogos, seudociencia donde las haya, quienes han advertido a su vez que entretenimientos como éste pueden llegar a "liberar fuerzas ocultas" que serían las auténticas causantes de estas bochornosas crisis de angustia.

Lo más vergonzoso de constatar, no obstante, ha sido la actitud de ciertos portales y canales cristianos, quienes en atención a la supuesta magia oculta que conllevaría el dichoso juego, se han hecho eco de tales declaraciones y con ello han contribuido a alimentar el mito de algo que finalmente es un mero pasatiempo. De acuerdo: lo han abordado en clave negativa. Pero finalmente no marcan diferencia alguna y sólo han aumentado los motivos para sentir miedo, el cual por cierto es irracional e injustificable. ¿Por qué en lugar de insistir con el peligro de invocar supuestas fuerzas diabólicas, mejor no contactan a un físico o a alguien con mínimos conocimientos en ciencia, que explique cuál es la verdad que hay detrás de todo este escándalo? Hay muchos creyentes que son titulados universitarios. Hasta el proselitismo que algunos pretenden llevar adelante aprovechando el tema, sería más eficaz. Con desmentidos basados en evidencias empíricas, el famoso juego empezaría a perder su encanto y caería prontamente en el olvido, desapareciendo las crisis de angustia y las anunciadas posesiones demoníacas que serían la causa de tales alteraciones. Sin embargo, debido al -para variar- miedo, en este caso a desviarse de los en determinadas teorías rectos caminos demarcados en la Biblia, se prefiere infundir una campaña del terror en los niños, a través de padres y en general adultos ignorantes, irresponsables y estrechos de mente, que quizá no ocasionen estados de ansiedad en chicos que conocen la doctrina, los cuales provienen de un entorno con el que ya están familiarizados. Pero que entre aquellos surgidos de esferas seculares, puede resultar peor el remedio que la enfermedad.

Hay una serie de detalles en los cuales no se ha reparado. El nombre Charlie es tan común en el mundo angloparlante, desde donde surgió este desafío, que incluso se utiliza de modo caricaturesco y banal. Por ejemplo, los norteamericanos denominaban a los vietnamitas como "Víctor Charlie" en la conocida guerra -las iniciales coincidían con "Viet Cong"-, y también están Charlie Brown y Charlie Hebdo. Por otro lado, cabría preguntarse qué sucedería si el lápiz superior se moviera hacia la opción "no". Implicaría una enorme paradoja, puesto que la prueba de que el ente está ausente, debiera ser la permanencia estática, en vez del desvío a la respuesta negativa, ya que él mismo lo estaría manipulando. Bien: queda la posibilidad de que la inclinación se deba ahora sí a un agente externo, pero en tal situación el juego perdería parte de su magia y por ende su confiabilidad, al no resultar tan exacto como sus partidarios lo entienden. En fin: son interrogantes que uno es capaz de formular con un mínimo de raciocinio y educación. Elementos, por desgracia, muy escasos en la actualidad, y que de manera sostenida están siendo sustituidos por, acertaron, internet.

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