domingo, 24 de noviembre de 2013

Biblia No Ficción

Polémica generó durante la semana, en Estados Unidos, la venta de ejemplares de la Biblia calificados como "libro de ficción" en el marco de la famosa dualidad impuesta para los textos en ese país, usada ante todo con criterios exclusivamente comerciales. Bastó que un pastor fotografiara la palabra impresa en el etiquetado, para que se desatara una protesta de alcances nacionales en la que no sólo participaron los cristianos evangélicos. Finalmente, Cost Co., la cadena de ventas mayoristas desde donde se ofrecían las copias de las Escrituras identificadas con la odiosa definición, envió un comunicado ofreciendo disculpas y delegando toda la responsabilidad del incidente en un grupo de operadores y empaquetadores de poca monta, de quienes no dio nombres. Como esta clase de empresas suele proceder, por lo demás.

El calificativo "fiction" en contraposición al "non fiction" puede contener dos significados. En el sentido amplio del término, alude a la literatura propiamente dicha; es decir, a todos aquellos textos que pueden ser cuentos, novelas, poemas ("ficción lírica") u obras dramáticas. Mientras que en su antónimo se engloban los escritos que pretenden entregar una opinión de un determinado tema, como los ensayos, artículos, crónicas o tratados. No obstante, en su acepción más estricta, la "fiction" incluye solamente las obras de corte fantástico, algo alentado por el promedio de formación de la gente común -a quienes van dirigidos precisamente estos etiquetados-, los cuales suelen asociar el vocablo con "ciencia-ficción". Esta última definición es la que causó más escozor entre los cristianos, no sólo por tratarse de aquella con la que el consumidor medio está más familiarizado, sino porque además remite a los relatos que no son ni buscan ser realistas, de los cuales la Biblia, a decir verdad, muestra escasos ejemplos (las parábolas, que son el tipo de narración más conocido, están protagonizadas por personas fáciles de encontrar en la Palestina del siglo I). Si se lo emplea para describir a las Escrituras, entonces queda la sensación de que uno está alimentando a los escépticos y a los malintencionados que no dudan en colocar varios de sus pasajes a la misma altura que las historias de hadas o magos.

Por otra parte, si uno recorre la Biblia, incluso de un modo rápido, notará que cuenta con demasiadas páginas en las que prima la "non fiction". Hay textos explicativos, como las cartas paulistas y apostólicas; otros como las profecías, que si bien fueron redactadas originalmente en versos, no pueden ser catalogadas de lírica. También nos encontramos con tratados judiciales, como el grueso del Pentateuco. Y por supuesto están las biografías de Jesús y sus discípulos, y la historia de Israel contenida en el Antiguo Testamento, acerca de la cual, hay consenso en el mundo intelectual que es verídica al menos de la época de Saúl en adelante. Argumentos suficientes para aseverar que emplear la categoría de "fiction" para referirse a las Escrituras, es una equivocación en relación con el significado de ambos y cada uno de los conceptos. Sí existen determinados libros bíblicos y pasajes específicos cuyo contenido es estrictamente literario, pero que debieran ser etiquetados de manera y específica en lugar de utilizar un determinado vocablo para la totalidad del conjunto.

Debido a lo cual, y a modo de conclusión, podría asegurarse que no corresponde entregarle a la Biblia ninguno de los calificativos descritos en los párrafos anteriores. Pues contiene elementos que caben en cualquiera de las dos condiciones. Además, que los textos provenientes de la Antigüedad clásica son anteriores a una norma orientadora que a obedece a criterios estrictamente comerciales, alejados por ende de los parámetros literarios, históricos, exegéticos o filológicos; diseñados otrosí para un consumidor de un determinado país, que producto de su éxito y su expansión en el mundo moderno ha impuesto muchas de sus características internas en el exterior. Una obra que ha permanecido por encima de las demás durante varios siglos o milenios, admite que se le extraigan conclusiones que pueden, ahora recién sí, en el marco de la ficción como de la no ficción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario