martes, 14 de julio de 2009

Los Adoradores de Bestias

Fernando Vallejo, el escritor colombiano-mexicano que despotrica contra la iglesia católica, y por extensión, contra el cristianismo en general, sin embargo no deja de tener su corazón religioso. Él profesa una amalgama de cultos hinduistas, budistas y orientalistas en general, cuya cabeza visible es la defensa de los llamados derechos de los animales. El autor de "La Puta de Babilonia", incluso ha declarado varias veces, con el desparpajo que lo caracteriza -y que mezcla con una solemnidad pretendidamente intelectual, lo cual forma un cóctel bastante nocivo- que prefiere a sus "hermanos pequeños" antes que a los pobres. Y uno de sus subterfugios más recurrentes, es que los más desposeídos procrean de manera desordenada, y luego sus engendros se instalan en el mundo con altas cuotas de irresponsabilidad y denuesto, destruyendo el hábitat natural, dejando sin espacio a miles de animales. Fuera de que, cuando tienen uno a su cargo, ya sea como mascota o fuente laboral, lo maltratan, a veces, con consecuencias fatales.

Quise sacar a colación el ejemplo de este autor, porque me parece la muestra más conocida, y una de las más representativas, de los autodenominados defensores de los animales. Una versión, si se quiere, en clave seudo progresista, seudo liberal y con ínfulas de liviandad ( en el sentido del término anglófono "light") respecto a los "pro-vida" de la iglesia católica, que rechazan la anticoncepción y pretenden ilegalizar toda clase de aborto. En ambos casos, nos enfrentamos a auténticos fanáticos religiosos, que viven en sectores acomodados y que tratan de imponer sus principios a personas de menores recursos económicos, pues ellos, producto de la escala social, están un peldaño más cerca de los dioses y por ende están autorizados para hablar en nombre de ellos. En lo que atañe a los adoradores de bestias, obnubilados por los planteamientos de mantras y gurúes que fundaban santuarios para aves o mamíferos desvalidos, mientras recomendaban a los gobernantes de sus países masacrar a quien reclamara por sus propios derechos. Pues a la hora de despreciar a la humanidad, ambas veredas compiten denodadamente, y la lucha es sin cuartel. Hablan en favor de criaturas que no demandan un gran esfuerzo: hasta la invención de las ecografías, no sabíamos qué había dentro del vientre materno; de hecho la visión del aborto como el asesinato de un feto, sólo ganó atención hacia fines del siglo XIX; ni hablar de la situación del embrión o el cigoto. De igual modo, los animales son seres que no tienen conciencia de sí mismos ni de su sufrimiento, aunque algunos claramente lo padezcan. Pero a lo que quiero llegar es que son incapaces de manifestar su inconformidad y mucho menos de alegar cuando se ven vulnerados. Por lo que el sufrimiento humano es infinitamente mayor y más complejo, y tiene diferentes aristas, como el resentimiento o la ira, que pueden ocasionar malestares todavía mayores. A contraparte, son los homo sapiens los únicos seres capaces de expresar agradecimiento, felicidad y bondad, porque la inteligencia emocional será un fraude, pero los sentimientos no se captan mediante instintos.

Estas dos tendencias, obedecen a la falta de paradigmas guiadores y a la actitud acomodaticia que tienen quienes ocupan los cargos de avanzada, que debieran ser ocupados exclusivamente por líderes. Llámenlo resignación, injusticia social, sistema económico perverso, ausencia de utopías, o como quieran. Lo cierto en que los tiempos actuales, cuando todos, o al menos quienes mandan, tienden a dejar las cosas tal como están, una buena forma de aparentar idealismo es refugiarse en el paraguas religioso. Los cristianos más extremistas, se promueven como luchadores contra una supuesta crisis moral, cuyas consecuencias más palpables son el divorcio, el libertinaje sexual y la eutanasia. Al frente, la montonera de guardas de perros, gatos y caballos se apoya en el misticismo asiático, el único que jamás se ha relacionado con el mensaje de Jesús, que para la mayoría de ellos -porque no soportan eso de "llenar la tierra y sojuzgarla"- es un resumen de la maldad del hombre, sobre lo cual ya nada se puede hacer.

Y al final, quien padece todos estos ensayos de autoritarismo y convencionalismo religiosos, es el pobre, de quien ambas partes se han olvidado. Unos obligan a la madre que vive en un barrio marginal, a llenarse de niños hambrientos, mientras los otros insisten en dejar que los perros vagos deambulen por las calles. En el primer caso, tendremos hijos no deseados e indeseables, que al entrar a la adultez se convertirán en delincuentes; en el segundo, nos enfrentaremos a canes rabiosos que morderán a menores que forman parte de los sectores más desposeídos, y que fallecerán de hidrofobia u otras enfermedades antes siquiera de atisbar la madurez. Los extremistas suelen coincidir, aunque cada bando abrace un credo por la rivalidad ancestral que tiene con el otro. Son, los papistas a ultranza y los adoradores de bestias, vecinos adinerados que tienen tiempo para el ocio y para andar elucubrando fantasías rebuscadas y falsamente filosóficas, porque han abandonado la pelea por el bienestar de la humanidad, ya que está pasada de moda, y además atenta contra sus intereses.

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