lunes, 23 de marzo de 2009

Satánicos Que Unen a Las Familias

La banda "Iron Maiden" no figura entre mis preferidas. Los dos únicos álbumes que poseo de ellos "Number of The Beast" y "A Piece of Mind", los tengo en formato caset. Se trata de un rock ramplón, incluso dentro del estilo metalero, que ya es una simplificación decadente de la sicodelia y el progresivo. Tanto la música como las letras son inconsistentes, reduciéndose su atractivo a dos elementos: la rápida y a la vez violenta forma de tocar los instrumentos, y el supuesto satanismo que contienen sus textos, el cual, en todo caso, es exclusivamente una propuesta estética y una forma de protesta social, y que me parece, ni siquiera los propios miembros del conjunto se creen.

La "Dama de Hierro" ha programado seis conciertos en Chile, incluido el que recién pasó. Aunque, por diversas circunstancias, sólo ha ejecutado cuatro. Entre los cancelados se encuentran uno de 1999 que iba ser parte del "Monster of Rock", que el mánager les recomendó evitar debido a la xenofobia anti británica que por acá produjo la detención de Pinochet en Londres. El otro, muy célebre, porque con él iban a debutar en este país, es aquél de 1992 que levantó tal polvareda con este cuento de la demonología, que al final la productora desistió de su organización y dejó a los fanáticos con un rencor contra la iglesia católica que hasta hoy no se soluciona. Fue la primera vez que los curas se sacaron la careta de luchadores por los derechos humanos y mostraron sus colmillos de leones rugientes sedientos de carne. Y lo hicieron en un aspecto en el que nunca debieron involucrarse, porque la búsqueda de mensajes satánicos en la música rock es algo que siempre han practicado los pastores y teólogos evangélicos, con mucho más desaciertos que logros, hay que admitirlo. Sin embargo, el desconocimiento de los papistas ayudó a aumentar aún más la histeria, pues en esos años eran los únicos ministros religiosos que tenían tribuna en los medios de comunicación, fuera de que, debido al pusilánime y antojadizo consenso que imperaba entonces, los políticos de todos lados les aplaudían hasta las más absurdas de sus sandeces. Esto, finalmente, remató en una situación especial: nuestras lumbreras traspasaron su temor a lo desconocido a la sociedad, que se llenó de pavor ante la posibilidad de que Lucifer declamara sus preceptos en los paseos públicos de Santiago.

Dieciséis años después este bochorno, las cosas son algo diferentes. El catolicismo, y los movimientos religiosos en general, ya no tienen una influencia tan fuerte. Por otra parte, mayores conocimientos en lo que a historia del rock se refiere, nos han permitido distinguir la verdadera intención detrás de tales o cuales letras. Sin contar que, siguiendo un proceso lógico, Iron Maiden y el género musical que representa se han convertido en un espectáculo universal y transversal, al que incluso se le puede pegar ese mote "atracción familiar" que legitima un producto cualquiera para las mentes bienpensantes y lo vuelve apto para todo público. Y algo de eso ocurrió en el último recital que esta banda ofreció en Chile. Entre los asistentes, se contaban niños de cinco años, pasando por adolescentes de ambos sexos, dueñas de casa de todas las edades, hombres y mujeres profesionales, personas adultas, obreros de toda clase de labores, hasta ancianos y representantes de la tercera edad. Un amplio mosaico social donde se podía encontrar hasta cuatro generaciones de una misma familia, y en el cual estaban representados todos los estratos sociales. Provincianos y capitalinos unidos por las poleras negras. Una imagen alejada del joven universitario borracho que uno espera encontrar en estos eventos, y por cierto, completamente distinta a la que nos suelen presentar los detractore de esta música.

Desconozco si los obispos ven televisión o escuchan radio. Pero si alguno oyó hablar del balance de este concierto, de seguro de sentirá sorprendido al constatar cómo un conjunto que se supone es propagador del satanismo - en todas sus acepciones posibles- y de los valores anticristianos es capaz de reunir a toda la familia, cuestión que tanto exigen en sus prédicas y que buscan allanar con sus proscripciones. "Familia unida jamás será vencida" "Familia unida es más fuerte" declaran, mientras lanzan sus diatribas contra el divorcio, la anticoncepción o la eutanasia. Pues bien: un movimiento que tanto ellos como ciertos evangélicos detestan -porque no todos lo hacemos- ha logrado reunir y fortalecer a muchas familias chilenas bastante mejor que un asado dominical. Y conste que nadie ha hablado del bien y del mal.

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