sábado, 13 de diciembre de 2008

Cuál Es El Espíritu del Tiempo

Como tantos otros, me dejé seducir por la propaganda que promocionaba al documental "Zeigeist", y terminé bajándolo por la red, único lugar donde, me parece, está disponible, más por una decisión de su autor que por una tendencia a la autocensura. Ya había leído "La Puta de Babilonia", el muy informado, pero igualmente sesgado, libro de Fernando Vallejo donde descuera a la iglesia católica, y de paso al cristianismo en general. Mi curiosidad, entonces, pasaba por la idea de comparar ambos trabajos y confeccionar un paralelo. Me bastaron pocos minutos del filme, para darme cuenta que daba el paso siguiente, en datos y en osadía, pero también en sensacionalismo y en manipulación de la verdad.

En primer caso, cabe señalar que la película de marras está dividida en tres partes y cada una de ellas trata problemas completamente diferentes: en la primera, están los cuestionamientos al cristianismo; en la segunda, la manipulación que el gobierno norteamericano hizo cuando los ataques del 11-s, y en la tercera, hay una opinión bastante personal sobre la fundación de los bancos centrales. Toda esta amalgama está supuestamente unida por un hecho común: la influencia ( negativa) de los grupos de poder en las personas comunes, en sus tres ámbitos más plausibles: la religión, la política y la economía. El capítulo inicial, que nos atañe por ahora, en lo esencial reitera lo ya señalado en su libro por Vallejo, en relación a que el cristianismo no sería más que un pastiche tardío de las viejas religiones astrológicas y panteístas ( Horus, Dionisios, Buda, Zoroastro, Mitras), y que la biografía de Jesús aparece calcada en los mitos de dichos credos. Lo de " dar el paso siguiente" lo sostengo porque, mientras el texto del colombiano sólo mostraba casos en donde se daban coinicidencias ( las que existen, dicho sea de paso), el documental es prolijo en dar cuenta, incluso con supuestas pruebas a su favor, de una suerte de conspiración de grupos gobernantes para mantener, como una suerte de arma mística que asegura su estatus, una leyenda a través de los siglos, con mínimas modificaciones a fin de hacerla novedosa. Y esto, tan sólo porque se trataría de " el espíritu del tiempo" como se traduce la palabra alemana zeitgeist.

Es cierto: los occidentales, en el nombre de Jesús, hemos atravesado varias generaciones entre el oscurantismo y el odio. Que aparezcan documentales como éste, más aún en una época de secularización, nos provoca un gran atractivo. Sentimos que alguien nos ha abierto los ojos, porque, irónicamente tratándose del tema que nos convoca, tenemos la sensación que viene de predicar en el desierto. Pero, perdónenme amigos lectores, aquí es bueno recordar la sentencia bíblica y separar la paja del trigo. Este trabajo está realizado con total ausencia de rigor científico, y a entender por sus estructura global, lo que el autor desea es ante todo dar a conocer su punto de vista, el que además, ocultaría la intención de vender una religión, al parecer uno de esos incontables cultos sincréticos aparecidos en las últimas décadas, producto del mayor conocimiento adquirido sobre costumbres y culturas que antes ni siquiera imaginábamos. En este caso, estamos en presencia de una mezcla entre astrología y magia. De otro modo, es inexplicable la insistencia, al punto del hastío, en esta suerte de conexión común que existiría entre todos los credos clásicos, el cristianismo inclusive, y la búsqueda de la adivinación a través de los horóscopos, todo redondeado por aquel amorfo e inefable " espíritu del tiempo" que la película nunca describe, pero que deja entrever como una fuerza superior, que inspiró a los hombres a diseñar zodiacos y años de la rata.

Cada sujeto es libre de profesar la religión que quiera: hasta de crear la suya propia si la oferta no le satisface. Lo que no se puede aceptar es que un tipo salido de una supuesta cátedra intelectual, que jamás se especifica, venga y, con lo que los expertos llaman seudociencia, ataque a los demás diciéndoles que todo su sistema de creencias es sólo una gigantesca superchería. Si el autor de "Zeitgeist" despotrica contra el cristianismo porque ha descubierto que no hay nada científico en él, es preciso recordarle que los seguidores de Jesús no necesitan de la ciencia, pues tienen la teología como forma de explicación racional de lo que defienden con fe. A propósito, me he encontrado con muchos personajes, la mayoría profesionales, académicos universitarios y en general, prestigiosos intelectuales, que se declaran ateos y agnósticos convencidos; pero que no pueden vivir sin consultar su horóscopo semanal ni de mirar a las estrellas. A veces el espíritu traiciona: el de piedra también.

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