domingo, 13 de julio de 2014

La Hamburguesa del Arco Iris

Durante la semana, la cadena de locales de comida rápida Burger King, lanzó en Estados Unidos, con su propia campaña publicitaria, una "hamburguesa gay", la cual viene empaquetada en un envoltorio que simula los colores del arco iris, emulando la bandera de los homosexuales que flameó por primera vez en San Francisco. Por supuesto que apenas dar a conocer este producto las llamadas redes sociales se inundaron de sentimientos encontrados. Por un lado, los colectivos que agrupan a quienes han tomado esa opción sexual, celebran la iniciativa, mientras que miembros de diversas congregaciones cristianas no se han guardado las palabras de repudio, exigiendo a sus hermanos que no vuelvan a comprar alguna cosa que sea emitida por la empresa responsable del invento de la discordia.

Antes que nada, es preciso aclarar que las hamburguesas se clasifican de modo exclusivo de acuerdo al tipo de carne a partir del cual han sido fabricadas, y así es como las tenemos de vacuno, pollo o cerdo. No existe una variante gay, a menos que la res, el puerco o la gallina de origen en vida hayan sido de tendencia homosexual, fenómeno muy difícil de encontrar porque para eso se requiere un cierto raciocinio que sólo los humanos pueden exhibir. Y aunque se diera, aún así es imposible -o en el mejor de los casos, no ha sido comprobado- que tras consumir un trozo de músculo una persona adquiera las características del animal de origen. Si así ocurriera, entonces los deportistas uruguayos que sobrevivieron tres meses en Los Andes hoy serían aviadores, ya que estuvieron forzados a practicar la antropofagia en perjuicio de los pilotos del vuelo siniestrado. O cualquier trasplantado que hubiese recibido un órgano de algún representante del género opuesto, o siquiera una donación de sangre, a poco andar le daría por travestirse o por pensar en operarse sus genitales. En tal caso estaríamos defendiendo la doctrina de los testigos de Jehová, quienes rechazan las transfusiones porque ello implica trasladar el alma de una persona a otra. Cuestión que no sólo ha sido desmentida con evidencias científicas, sino que además es falsa desde el punto de vista teológico estando basada en una interpretación errónea de la Biblia.

¿En qué sentido, pues, puede tener lógica la existencia de una hamburguesa gay? Sí, lo adivinaron: en uno que funciona estrictamente como gancho comercial. Lo homosexual está de moda, gracias a que esos colectivos hoy cuentan con uno que otro integrante influyente que se ha dispuesto a reclamar derechos esenciales para él y su comunidad, lo cual no sólo es justo, sino además absolutamente justificable, más allá de que toda esta parafernalia haya dado como resultado la aparición de propuesta discutibles, como el denominado matrimonio igualitario. Sin embargo, lo importante a aclarar en este momento es caer en la cuenta de que los creativos de Burger King notaron la oportunidad de llevar adelante un buen negocio (que lo acabará siendo, independiente de las protestas de pastores y otros miembros de comunidades cristianas), que de paso les permite subirse al carro de la victoria, que en este tipo de coyunturas siempre termina significando estar de lado de lo que en un cierto momento la opinión pública considera bueno, algo que siempre desean las grandes empresas, pues finalmente es aquí donde se halla el grueso de sus potenciales clientes. Así como hace algunos años, la publicidad de las mayores corporaciones insistía en la relevancia de la familia, eslogan que explotaron hasta transformarlo en repetitivo, banal y odioso, se está efectuando en la actualidad con la homosexualidad, una avalancha que durará lo suficiente y luego se irá a los archivos, cuando la gente común se sienta hastiada por el constante bombardeo de los medios masivos de comunicación y aparte descubra que ya no hay nada que agregar al tema.

Por lo que deberíamos salir los cristianos a protestar, es en contra de estas cadenas que emiten productos de la llamada "fast food" (me niego a decirles alimentos), que con su abundancia de grasas saturadas contribuyen al aumento de los niveles de obesidad y todas las enfermedades que ello conlleva. Esto es, en términos generales, y no porque a un invento específico le añadan el rótulo de "gay". Quiero darles a conocer a los pastores que se han lanzado en picada contra Burger King que yo tampoco asisto a sus restaurantes ni compro sus creaciones. Pero he actuado así desde siempre y por motivos de salud, misma causa que me arrastra a repudiar a otras cadenas del rubro como Mc Donald's, que sé a muchos hermanos les provoca mayor atracción porque su publicidad está enfocada en el marco de los llamados valores tradicionales, entre los que se encuentra la mencionada familia. Peor sería que estas empresas, en un futuro cercano, lanzaran una hamburguesa cristiana, y con ella convencieran a una buena cantidad de ingenuos que, como una manera de demostrar su fe, empiecen a meterse porquería en su templo del Espíritu Santo.

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