domingo, 5 de enero de 2014

La De Las Botas Negras

Varios nos enteramos del nombre de la actual ministro del Servicio Nacional de la Mujer, Loreto Seguel, por la pataleta que la secretaria de Estado protagonizó a través de las redes sociales, donde acusó al recién estrenado single de Los Tres, "¡Hey! ¡Hey! ¡Hey!", así como a su vídeo promotor, de fomentar la violencia de género e incitar el denominado femicidio, porque describe las reacciones de un varón despechado que decide matar de un escopetazo a su pareja tras descubrir que ésta le es infiel. Una canción que en términos artísticos se halla bastante lejos de los temas más recordados de la banda de Concepción, pero que de seguro será más conocido de lo que se merece producto de esta polémica artificial, de idéntico modo a lo que está ocurriendo ahora con la autora del escándalo.

Muchas mujeres se preguntan por qué su género, aún en el siglo XXI, cuenta con tan pocos representantes en las más diversas áreas del arte, la ciencia y el conocimiento en general. Reclaman, además, porque en las más diversas expresiones los varones explayan sus inquietudes llegando en ciertas ocasiones a fustigar con el mayor desparpajo conductas atribuidas a las féminas que para ellos resultan incomprensibles. Convengamos, de todas maneras, que ejemplos de esa clase de conductas abundan a lo largo de la historia. Sin embargo, ¿constituye un real aporte, el hecho de que se ataque a una obra artística usando argumentos que no guardan relación alguna con lo estético, que para más inri se acercan a la moralina, elemento usado durante todos los tiempos para justificar la censura? Se rebatirá que la canción en cuestión es de mediana calidad y que se puede interpretar más como un arrebato con características insultantes antes que como un discurso elaborado. No obstante, la prohibición de una creación, aunque sea de tono menor, en términos sociales siempre resultará la peor opción imaginable. Fuera de que quien sugiere la proscripción quedará como un primitivo ignorante que desconoce la dinámica del proceso creativo. Algo que por cierto no favorece en nada al universo femenino, al contrario de lo que la ministro Seguel pretende obtener con su berrinche. Más aún: la imagen que gana es la de una troglodita cavernaria, mismo sello que se le intenta colocar a esos brutos que si no golpean a las mujeres sólo las consideran de modo consciente o inconsciente como objeto sexual.

Una situación que en el mundo de los grupos de música rock y en las expresiones de arte pop en general adquiere significados bastante delicados. Cabe recordar que muchos creadores de esta clase de expresiones -Jim Morrison, Roger Waters, John Lennon- tuvieron madres obsesivas, sobre protectoras y amargadas respecto de quienes sintieron que los ahogaban y frenaban en su despliegue creativo y acto seguido en su libertad personal. Varios de estos artistas usaron sus talentos para dar a conocer tales situaciones, legando un estigma que hasta le fecha esta clase de demostraciones artísticas poseen. Para colmo, algunos conocieron parejas amorosas cuya conducta les ayudó a afianzar todavía más sus convicciones ("The Wall" es un ejemplo muy simbólico de todos estos casos). Eran progenitoras que se sentían insatisfechas con su vida marital -con su vida a secas más bien- y que parecían estar culpando constantemente a sus hijos por contar con las mismas gónadas de quienes las habían despreciado. La señora Seguel, que tiene una contextura física muy similar a la caricatura tradicional de ese modelo de mujeres, va camino a ser considerada como un ejemplo emblemático de dicho paradigma. Para evitar la existencia de varones golpeadores busca tomar una medida preventiva eliminando todas sus particularidades masculinas, en el supuesto de que la testosterona es sinónimo de violencia (aunque sea ella misma la autora de la agresión mayor). El problema es que la castración intelectual se relaciona con una impotencia cuya metáfora más recurrente es el "colocar vagina". Con lo cual, un prejuicio ancestral atribuido a los varones alienta una convención de similares consecuencias destinada a las féminas, lo que a la larga acaba por mantener los roles clásicos asignados a cada género. Y todos entendemos cual de las dos partes sale más perjudicada con aquello.

Es deber informarle a la ministro que Los Tres han publicado otros temas que han tratado la violencia de género en el tono de la canción de la discordia, como "Hágalo Usted Mismo". Incidentes de esta clase han sido protagonizados por otras bandas de rock como Los Prisioneros, y no fijemos la mirada en "Corazones Rojos", sino que basta con observar el vídeo de "Estrechez de Corazón" donde Jorge González le propina un puñetazo a una modelo en el marco de una ruptura amorosa. Pero no solamente atañen a este tipo de música. Cabe citar en tal sentido lo acaecido con "El De Las Botas Negras", esa ranchera muy común, a través de sus diferentes interpretaciones, en todas las emisoras que propagan esos ritmos. O a Ricardo Arjona, por lo demás un conocido mano de piedra quien es grito y plata entre las trabajadoras de las reparticiones públicas, también en el Servicio Nacional. O "La Edad de la Mujer", tema del folclor recopilado por Víctor Jara. O cánticos en ese tono de la mismísima Violeta Parra, de Los Quincheros, además de las más variadas piezas doctas... En fin: señora Seguel, no mate la música.

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